lunes, 31 de mayo de 2010

CULTOS FALICOS



LA RELIGIÓN FALICA
El sexo es la fuerza más poderosa de la Naturaleza. Sin sexo no podría haber generación, en el mundo, en la humanidad ni en la acción. Sin generación, nada habría que regenerar, no habría humanidad, ni alma para inmortalizar, ni necesidad de la existencia de Dios. El sexo es el principio, la inmortalidad y la divinización.
La actividad sexual mal dirigida puede aniquilar y destruir el alma; pero el sexo no puede ser condenado; solamente el hombre se está haciendo merecedor de condenación, por cuanto usa como medio de destrucción aquello que le fue dado como salvador. Está en manos del hombre escoger lo que él quiere hacer con este principio sublime.
La adoración del sexo, o culto fálico, fue la forma común de todos los pueblos; es un culto inspirado por la manifestación de la Naturaleza en su gran Misterio de la vida y la procreación. Este culto sublime llegó a su máximo desarrollo entre los antiguos egipcios, asirios, griegos, romanos y demás pueblos de la antigüedad y en todas las regiones de la Tierra: Persia, India, Ceilán, Japón, Birmania, Arabia, Siria, Asia Menor, Etiopía, Islas Británicas, México, América del Sur y otras zonas del hemisferio. Esta religión existe hasta hoy en la India y entre los nusaireth del Líbano, y tiene más de cien millones de adeptos y verdaderos adoradores fálicos, sin indicio alguno de degeneración del sexo por las prácticas indignas y pervertidas que hoy existen universalmente en los países que se consideran civilizados.
Todas las' religiones actuales se basan en la religión fálica y no pasan de ser modificaciones o la continuación de las formas arcaicas adaptadas a las condiciones modernas, a los ambientes y a los propósitos. El impulso animador de toda vida orgánica es el instinto sexual, el sexo es el llamado rumbo universal hacia la reproducción; así la Naturaleza lo pide y la Ley Divina lo sanciona. El llamado del sexo es lo que actúa en la lucha por la existencia en el mundo animal; es la fuente de todo esfuerzo y emoción humanos, por más sublimes o por más degenerados que puedan ser los deseos que actúan detrás de la pasión. La ley de atracción, para que los dos sexos opuestos se unan, tiene por objeto la producción de un nuevo ser, el cual a
su vez ofrece la oportunidad para una nueva alma y un receptáculo para la LLAMA SAGRADA. Este impulso es el factor más poderoso en todo cuanto concierne a la raza humana. Este impulso es el más alto don que Dios otorgó al hombre. El apetito sexual no es apetito animal; al contrario, es el deseo más elevado que la Deidad puede depositar en el ser humano; es un medio en los propósitos de Dios para la inmortalización del alma del individuo y el bienestar de todos los hombres. El sexo es la base de la sociedad y el manantial de la felicidad y de la eternidad en la vida humana. Sin el instinto sexual sobrevendría la exterminación de la raza y, después, el mundo se despoblaría en una generación. El cielo mismo sería algo carente de razón. Con todo, las religiones actuales consideran al sexo como denigrante y sucio.
El sexo tiene la raíz en la Divinidad porque, sin sexo, no puede existir el amor, el cual es la fuente de la inspiración de toda belleza, moralidad y sublimidad. Nunca podrá haber amor, inspiración y belleza de sentimientos en un hombre sexualmente impotente. La Llama inefable no puede manifestar su luz a través del ser asexual o impotente. Sin sexo no hay amor y sin amor no hay religión Las emociones religiosas brotan del poder animador de la naturaleza sexual. La Religión Fálica adoraba el misterio de la Vida de la creación o reproducción: era la devoción al Poder Creador Omnipotente...
La procreación y la transmisión de la vida de una generación a otra es el misterio más maravilloso que hace que la planta brote sobre la Tierra; fue, es y será el misterio de los misterios.Este misterio está encerrado en el granulo de vida, según lo denomina la ciencia moderna.
La Religión del Falo enseña hasta hoy que, al orar, el hombre invoca a Dios, pero, al unirse sexualmente con su mujer, se convierte en Dios. El fuego del sexo es el fuego de la Santidad;el origen del sexo tiene su raíz en la Divinidad misma. El sexo está en Dios, así como el hijo está en el Padre. El sexo y la santidad son dos líneas paralelas que se encuentran en Dios, pero los ojos del libertino y la vista del hipócrita y fanático no pueden ver este encuentro.
La unión carnal es, para los adoradores del sexo, una obra luminosa. Toda unión es motivo de creación o expresión. El mal no se halla en el acto sino en los pensamientos que lo preceden y acompañan... El sexo es el fruto del árbol de la vida, el cual está en medio del jardín del Edén; al comerlo, el hombre se hace Dios, «y el hombre se hizo uno de nosotros», dicen los Elohim de la
Biblia. Con todo, a pesar de ser el árbol de la vida, el hombre murió.
El árbol de la vida no puede causar la muerte; sin embargo,al comer el fruto, el hombre creó, y sus creaciones fueron las que le mataron. El sexo es el camino hacia la iluminación, pero la pasión sexual es el querubín con la espada llameante quien, por sí solo, impide al hombre impuro su entrada en el Edén. La castidad alejada del sexo no tiene valor alguno. La verdadera castidad debe hallarse en la pureza y en la santidad del sexo. El casto de verdad es quien lleva la Divinidad a su virilidad. Dios se hizo hombre por medio del sexo, y el hombre se hizo Dios mediante el sexo. Huir del sexo es tan nocivo como buscar en él solamente el placer. Es incompleto el placer sexual fuera de la pureza sexual. ¿Quién es Jehová, el Dios de los judíos y de los cristianos? Es el Yod, el «Falo Masculino' unido con Eva, el órgano femenino; ambos forman el poder creador de las antiguas religiones. La unión sexual, en todo lo manifestado por La Naturaleza, es la unión de dos mitades para que se formara el Jehová de la Biblia.El sexo debe ser amor, pero el amor no debe ser sexual, porque hay sexualidad carnal y sexualidad espiritual. La camal es el nacimiento y la muerte, mientras que la espiritual es la resurrección eterna. El fuego de Jehová en la Zarza de Horeb no es sino el fuego del sexo;... en la zarza del sistema seminal «No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es» (Éxodo 3:5).
“Frag. Estudios gnósticos” IGA Veracruz Rio Medio
En estas enseñanzas de preparacion no podemos entregar prácticas profundas sobre la religión fálica, la cual es la más pura y elevada de las religiones. Los antiguos maestros, al ver la corrupción del sentimiento humano en relación con la adoración del sexo,trataron de velar la verdad por medio de simbolismos o Religiones Simbólicas. Ante todo, debemos saber que la religión está hecha para el hombre, no el hombre para la religión.